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martes, 5 de abril de 2011

EL CÓLICO DEL LACTANTE

                 Uno de los tratamientos que la Osteopatía  realiza con más éxito en bebés es el tratamiento del cólico del lactante. En estos casos los pequeños pueden presentar dolor y malestar a nivel digestivo después de las tomas. En ocasiones esto se prolonga tanto que los padres hablan de un malestar continuo, en cuyo caso estará también afectado el sueño y el estado anímico (tanto del bebé como de los papás).
                 La Osteopatía en estos casos tiene dos vías principales de actuación :

                 1. Trabajo de Osteopatía Craneal. Muchos de los pequeños que presentan este problema tienen zonas de tensión en la bóveda craneal. El origen puede estar en el momento del parto pero también en la posición de la cabeza dentro del útero entre otros factores. Si esa zona de tensión está entre los huesos Occipital y el Temporal (parte posterior de la cabeza) puede afectar a un nervio que sale del cráneo por un orificio que existe entre estos dos huesos (Agujero Rasgado Posterior). Ese nervio es el nervio Vago o Neumogástrico e inerva buena parte del aparato digestivo. Si esa tensión craneal lo irrita las señales nerviosas que enviará al aparato digestivo estarán alteradas y esto afectará al funcionamiento visceral. El objetivo de la Osteopatía Craneal será relajar las tensiones en la bóveda craneal para que las señales nerviosas se normalicen y haya una buena función visceral.

                2. Trabajo de Osteopatía Visceral. En los lactantes el aparato digestivo inicia su actividad al nacer, comienza la lactancia, se expulsa el meconio. En ese inicio de la actividad pueden darse dificultades por tensión de las propias vísceras, de su musculatura lisa. La Osteopatía visceral tendría por objetivo relajar esas tensiones para que no interfieran en el funcionamiento visceral.

                Ambos trabajos son muy suaves. El bebé siempre estará en brazos de su mamá o papá, el terapeuta adapta su posición. Al observar este trabajo externamente parece un suave masaje de
las zonas a tratar, donde las manos casi parecen flotar sobre el pequeño. En ningún momento es algo doloroso pero en ocasiones lloran....bastante....suelen aprovechar estos momentos de terapia para desahogar sus penitas o sus enfados. Después de "decir lo que querían" a su  manera suelen quedarse muy tranquilos.

               Generalmente al finalizar la primera sesión se  indican pautas sencillas para que la familia haga en casa. Con esa primera sesión y la ayuda en casa de los papás ya suele haber cambios significativos. Después de una semana o 10 días hacemos la segunda sesión, revisando todas las zonas tratadas en la primera cita. Muchas veces con unas tres o 4 sesiones es suficiente.

              A algunos padres les sorprende lo rápido que responden los bebés a este tratamiento y suelo escuchar la frase "si lo hubiésemos traído antes...". Como se suele decir "más vale tarde que nunca". Espero que esta publicación sirva para que más bebés se libren de este problema tan molesto que un adulto siempre trataría de solucionar pero que parece que ellos tengan que soportar con paciencia infinita.   

1 comentario:

  1. Hace dos meses acudí a una sesión de quiromasaje y sentí que era muy efectivo. Debo decir que siempre me ha atraído por este tema pero hasta que tuve la suerte de experimentarlo personalmente no pude decidirme a apuntarme a algún curso de quiromasaje
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